Se rescató con poco más de un año de edad, con la pata trasera izquierda atrofiada. Se le ha hecho rehabilitación para que mejore, y le ha quedado una cojera. Pero eso no le impide hacer una vida completamente normal.
Gilda nos ha enseñado las ganas que tiene de vivir, pese a los dolores que sufría al principio. Es una perra muy juguetona y divertida. Además es cariñosa y muy inteligente. Una maravilla de perrita.
A veces es un poco bruta, porque es joven, con un montón de energía y unas ganas tremendas de comerse el mundo. ¿Te animas a compartir con ella esta preciosa aventura?